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--> La cultura sucumbe bajo el volumen de la producción, la avalancha de letras, la locura de la cantidad. Por ese motivo te digo...

La insoportable levedad del ser amigos La insoportable levedad del ser amigos

La insoportable levedad del ser amigos

La insoportable levedad del ser amigos

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La cultura sucumbe bajo el volumen de la producción,
la avalancha de letras, la locura de la cantidad.
Por ese motivo te digo que un libro prohibido
 en tu país significa infinitamente más que los millones
 de palabras que vomitan nuestras universidades
M. Kundera

la insoportable levedad del ser amigos

Una amiga me platicaba sobre el libro y me explicaba que el concepto de lainsoportablelevedaddelser consiste en que el ser es pesadopesadísimo, que por eso es difícil ejercerlo, por el peso que conlleva, que por este peso la existencia (que sería, según sus palabras, el ejercicio del ser) es una carga. Entonces, para liberar al ser de este fardo se le debe levedad; por lo que la insoporlevedelser consiste, según ella, en que el deseo del ser por la levedad es insoportable y que es complicado hallar esa levedad en un concepto ontológico tan grave como es el ser. Pero que sí es posible aligerar al ser y que cuando se logra, la existencia es exquisita; además, la naturaleza del ser es la levedad, por ello ésta es su fin, porque el ser tiende naturalmente a ella aunque la mayoría del tiempo se halle aplastado por el peso.
Algo así como que en la levedad el ser hallaría su Edén perdido…

¡Crac! Algo se rompió dentro de mí. Creo que fue el puente que nos permitía ser amigos. En fin —me dije sin exagerar—“cada cabeza es un mundo
Pero ella no lo dejó así.
Remató su explicación con un: Y tú, ¿cómo ves?
—…¿cómo veo qué?
—Que ¿qué opinas? ¿Has leído el libro?
—Ese no.
—¿Cuál sí?
La insoportable levedad del ser de Milan Kundera.
—De ese te digo yo.
—Entonces leímos dos libros leyendo el mismo libro.

La plática pasó a otra cosa, pero yo no. No pude dejar de pensar y de recordar ese conocidísimo libro de Kundera. Cada vez es más frecuente que a más libros les pase lo que le pasa a La insoportable levedad del ser. La fama cultural[1] esparcida por la publicidad no pagada (basada en la presunción de aquellos que dicen leer todo y con todo se refieren en exclusiva a los lomos, las solapas y las contraportadas de los libros) se venga de los libros —de los buenos libros— como si ellos se la debieran: existen más personas que han oído hablar del libro y hasta conocen título y autor, que personas que lo han leído. Si se piensa un poco es de lo peor que le puede pasar a un escritor: que el número de admiradores supere al número de lectores.
Ni pedo Cervantes.
Tómala José Agustín.
Lo siento Vargas Llosa.
Chinga tu madre Paz.

Pero el tema era el concepto de la insoportable levedad del ser. Cuando yo leí el libro me lo encontré en la biblioteca de la prepa mientras buscaba algo de El ser y la nada; en ese entonces aún los ficheros se usaban. Mientras leía el título, con la ficha amarillenta entre mis pubertos dedos, el nombre del autor me saco de mi tarea y automáticamente memoricé letras y números necesarios para llegar a La insoportable levedad del ser, olvidando al pobre francés ese. No hay justicia ¿ve’á Sartre?
Lo leí y lo leí hasta que se acabó. Obviamente me gustó, pero ya me había gustado desde antes de la primera página, el título me tenía agarrado por los güevos. Al regresar el libro a su lugar, por lo último de lo último leí el título de nuevo y me di cuenta con vergüenza que no sabía por qué a esa novela Milancito le había puesto tal concepto-título. Entons, con una sonrisita en mi jetita, que lo vuelvo a leer.

Entender un escrito no es cosa fácil. Si hay confusión con La palabra de Dios, ¿qué esperanza tenemos con la del hombre?
Sesgos cognitivos, interpretaciones, malas lecturas, proyecciones personales en el texto, arrebatos emocionales, prejuicios, pre-juicios, ilusión de síntesis, incertidumbre paralizante, certezas dogmáticas, conceptos indiferenciados, evidencias falsas, ideas reduccionistas, ideas incompletas, pérdida de la unidad, dificultad para pensar y entender lo que no estamos de acuerdo, dificultad para pensar lo impensable, falta de suspensión del juicio y un et cetera ad infinitum son algunos de los problemas que tenemos al leer, y aún así leemos. Quizá, al final, tras la última página, después del epílogo o la conclusión, el libro sólo sea un espejo en el que nos gustamos y nos degustamos a nosotros mismos. Es sabio que en anglo, previo a un disfrute cualquiera, se diga al que está a punto de experimentar dicho disfrute  Enjoy yourself [2]. Pues, ¿a quién más disfrutamos cuando disfrutamos si no a nosotros mismos?
Entender un libro no es cosa fácil. Entender una pintura tampoco. Pero si podemos dejar que un pintor nos explique la pintura, tal vez tengamos más probabilidades de entenderla, ¿con el libro pasará lo mismo?
Henry Miller[3] escribió: […] el significado de un libro radica en que el propio libro desaparezca de la vista, en que se lo mastique vivo, se lo digiera y se lo incorpore al organismo como carne y sangre que, a su vez, crean nuevo espíritu y dan nueva forma al mundo.

En mi (poco) humilde opinión, la insoportablelevedaddelser consiste justo en eso, en que el ser es insoportablemente leve y en que justo lo insoportable no siempre es un peso, sino que puede ser peor, lo insoportable puede ser el no-peso, la no-gravedad. El peso irrita, pero, siempre y cuando no nos haya aplastado ya, se puede quitar de encima o si no se puede dejar a un lado lo que queda es hacernos fuertes para justo soportar esa carga, por más insoportable que parezca a todo se sobrevive, al parecer, menos a la muerte; entonces, cualquier peso puede ser soportable y de hecho lo es, por ello el ser sigue existiendo; sin embargo, cuando la levedad es el problema no hay solución, la levedad es característica del ser y no se puede quitar, pero tampoco se puede ejercitar la soportabilidad para soportar la levedad; la levedad es una característica inherente al ser y además es insoportable…   —fatídicamente es el adverbio que hay que escribir aquí— fatídicamente insoportable.
Así, el ser es tan insoportablemente leve que hay que echarle algo encima, hay que agravarlo. Cuando alguien se pone de pesado[4], está combatiendo la levedad del ser, no la está haciendo soportable, sino que lucha contra la insoportabilidad. Hay que ver claro: no es ese alguien el pesado ni el insoportable, es la levedad, que sólo se hace consciente por medio de la lucha, del combate.
…y sí, el ser sí tiene estrecha relación con la existencia, entendiéndola etimológicamente como lo que está ahí, pero no es necesario hablar de ella para explicar lo insoportable de la levedad del ser.

Así me explico el concepto de lainsoportableleveddaddelser, explicar el concepto-título es tarea individual, allí está el libro: La insoportable levedad del ser de Milan Kundera, enjoy yourself.



@aleljndr

 







[1] Cultura: en oposición a la naturaleza, todo lo que es creado por el hombre en el marco histórico social. Conjunto de reglas o normas instituidas colectivamente por una sociedad o un pueblo. En un sentido más reducido, proceso de formación del juicio y el gusto en un individuo.
[2] En español es menos clara esta idea, aunque se dice deleitarse, regocijarse.
[3] En Trópico de Capricornio (Bruguera Alfaguara, España 1979) p. 218.
[4] En el sentido de molesto, enfadoso, impertinente, aburrido, que precisa mucha atención o es difícil de hacer, duro, violento, insufrible, difícil de soportar.

2 comentarios:

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